lunes, 18 de noviembre de 2013

COMPROMISO

Antidepresivos, anticonceptivos, cigarros, marihuana, alcohol y una pizca de café. Las mezclas me hacen mal pero en este momento son lo que me mantiene más o menos feliz. 
Estar con el Mateo me distrae de los problemas, me hace sentirme a gusto y bastante conforme, aún así me siento perdida. Las peleas son lo más recurrente en nuestra relación, me enojo por todo y cuando la culpa es mía me rehúso a pedir perdón, ando impotente e irritable, todo me enoja, todo me hace llorar. La última pelea cuatica que tuvimos fue el Lunes pasado, que duró como hasta el miércoles, fue porque estábamos peleando y me descontrolé y le pegué. No sé que me pasa, de verdad, a penas lo hice me puse a llorar desconsoladamente, aún así no fui capaz de pedir perdón y el Mateo se fue. Cuando quise hacerlo el no me dio la oportunidad y la verdad es que lloré casi tanto como solía hacerlo en mi cuadro crítico de depresión. 
Al final nos arreglamos pero las cosas no cambian, he notado un leve progreso ya que el otro día pude aguantar las ganas del demonio que me dieron de pegarle, pero aún así debo entender de dónde vienen esas putas ganas, esos putos ataques de llanto y descontrol, que solo un hombre como el Mateo es capaz de aceptar. 
Aún así yo he sido una hija de puta, y a pesar de que ahora lo quiero, necesito y deseo más que nunca, es cuando más maraca, si, MARACA con todas sus letras, he sido. 
La verdad es que me cuesta comprender el concepto de compromiso, nunca lo he incorporado a mis principios básicos, nunca me ha importado ser patas negras, o bueno, tener uno. 
No significa que no lo ame, no significa que no me sienta bien con él, o quizás si, no lo sé, quizás es culpa mía, de él o de algo que ambos estamos haciendo mal, de todos modo siempre hay un trasfondo dentro de cada infidelidad. Aún así, como la mayoría de la gente no soy capaz de reconocerlo. Simplemente lo hago. 
¿Por qué? ni idea.
Mi primera vez en este mundo de traiciones fue en campamento de grupo, cuando estábamos preparando el sketch de fogón, la isa se había enojado por lo cual no quiso entrar a la carpa, así que la romi, el camps y yo entramos a puro dormir. Las cosas iban relativamente normales hasta que el frío estalló la primera instancia, así que nos metimos bajo el mismo saco, no voy a decir que no se me pasó por la cabeza comérmelo, pero tenía claro que ni me iba a molestar en intentarlo, por lo cual me mantuve lo más al margen y hasta le dije a la romi que se acercara a nosotros. Aún así el camps me abrazó fuerte, y no fui capaz de negárselo, después de todo, solo era un abrazo. Aunque solo lo fue por poco, a los pocos minutos nuestras bocas ya estaban unidas, sus manos recorrían mi cuerpo acompañadas de un cosquilleo dentro mío, y ya no había vuelta atrás, estaba siendo infiel, con un amigo en común nuestro. No volvimos a tocar el tema en campamento, y a suerte nuestra nadie demostró haberse enterado, al llegar a santiago le mandé un Whatsapp, dicéndole que eso nunca había pasado y que nadie podía saber, me dijo que no me preocupara y que fue solo un desliz.
Pensé que ahí se había terminado, pero no, siendo sincera debo decir que si había quedado con ganas de más. 
Como dos semanas después me dijo que descargara una aplicación llama Snapchat, dónde se pueden mandar fotos que se borran a los 5 segundos. No sonó nada malintencionado, así que lo descargué y se lo hice saber, de pronto empezaron las típicas bromas de las fotos en pelota, pero de un segundo a otro, ya no eran tan de broma, nunca había mandado fotos tan privadas en mi vida, eso que el belano me lo pidió mil veces incluso cuando estaba soltera. Fueron dos noches de 0 pudor y censura, dónde nos dedicamos a calentarnos con fotos y palabras. Pensé que solo sería eso, pero una cosa lleva a la otra y como siempre ya estábamos poniéndole fecha a nuestro próximo encuentro.
16/11/13, dos meses de pololeo con Mateo, una comida en un mi barrio favorito más una fumada en el forestal, sentí que volaba y quería puro hacerlo ahí mismo, lamentablemente tenía una junta de "chicas" dónde la iva, que terminó siendo no tan de chicas finalmente. Fueron el monito, el camps, jm, el ghoow y el alonso, a parte de nosotras que eramos las invitada iniciales. Tomamos, fumamos, bailamos, conversamos y volamos, la pasé super, me pasé por la raja los antidepresivos y me volví a curar luego de como dos meses. Cuando me dio el bajón (típico de mi en cada carrete) me fui a acostar sola en la cama de la iva, el siguiente paso no es nada que pueda sorprender, llegó el camps y cerró la puerta, apagó la luz y me dijo sin trabas ni pelos en la lengua "ya, chúpamela", como ya dije estaba media ebria y accedí a su mandado, luego me empezó a meter dedos y esas cosas pero por alguna razón me corrió la cara cuando traté de darle un beso. 
Nos metimos al baño y me bajó los pantalones, intentamos concretar pero algo no funcionó, así que seguí chupándosela hasta que se fue en la puerta. Nos subimos nuestras cosas, el limpió y salimos, lamentablemente la paula y el mono nos vieron saliendo, pero los convencimos con otra historia. 
Ahora puedo decir que me arrepiento, que tengo el medio cargo de conciencia y que no quiero volver a hacerlo, al menos no con el camps, me sentí utilizada, no necesito amor de su parte, pero al menos esperaba más pasión, erotismo, algo, no sé. Fue algo netamente carnal y no me dejo conforme. 
Aún así creo que de los errores se aprende, me gustaría no volver a hacerlo pero siempre dudo de mis promesas, bueno, creo que tendré que pasarla mal, tendrá que saberse la verdad en algún momento y ahí recién le voy a tomar un poco más de sentido a esas 10 letras malditas.